El chapapote del Tranvía

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Telenoticies TV3
10-05-2004 (catalàn)

Barcelona, 10 de mayo, El Periodico de Catalunya

El flamante tranvía de Barcelona está fuera de servicio y, lo que es peor, no se sabe cuando volverá a funcionar. La avería detectada el sábado en un tramo del Trambaix obligó ayer a la empresa privada que explota este medio de transporte, Tramvia Metropolità (TramMet), a tomar la drástica decisión de parar las dos líneas.

El origen del problema ha sido que el material bituminoso utilizado como aislante eléctrico en las vías se ha licuado en varios tramos del Trambaix y, como mínimo, en uno del Trambesòs, que se inauguró el sábado. El paso de los convoyes provocó que este material, parecido al chapapote, se haya esparcido por buena parte del recorrido y se haya fijado a las ruedas de los tranvías, afectando a su adherencia.

DECISIONES EN CADENA
Fuentes de TramMet reconocieron que el aislante "no funciona como estaba previsto" y calificaron la avería de "problema grave", pero negaron que pudiese afectar a la seguridad de los tranvías. Las medidas adoptadas por TramMet con el paso de las horas confirmaron la gravedad de la situación. El sábado por la tarde se informó que el servicio se restablecería el domingo. Ayer por la mañana se dijo que el Trambaix volvería a funcionar el martes. Después se aseguró que iba a estar fuera de servicio "el tiempo necesario".

Finalmente, a las 19.30 horas se decretó la suspensión del Trambesòs, inaugurado el sábado. "No nos queremos arriesgar a que este problemas se repita en otro tramo", explicó una portavoz de la empresa.

"Este material procedía todo de una misma partida, por lo que se ha tomado esta decisión hasta que los técnicos verifiquen el estado de toda la red", añadió. De momento, la empresa va a retirar este aislante de toda la red del Trambaix (12 kilómetros) y no descarta hacer lo mismo en el Trambesòs (4,8 kilómetros).

TramMet no tenía ayer una explicación para lo que estaba sucediendo y fuentes del Ayuntamiento de Barcelona mostraban el mismo desconcierto. La principal hipótesis con la que se trabaja es un fallo de fabricación del aislante, aunque no se descartaban otras, incluso que se hubiese producido un sabotaje. "A lo largo de la semana iremos teniendo más datos que explicarán qué ha ocurrido", avanzó la portavoz.

SIN PROBLEMAS EN BERLÍN
El material aislante fue fabricado por la empresa alemana Thyssen, la misma que suministra los raíles, y se ha empleado en Berlín sin problemas. Técnicos de la firma llegarán hoy a Barcelona para analizar la situación.

También hoy se reunirá la Autoritat del Transport Metropolità (ATM) para abordar el problema. Su director general, Ramon Seró, aseguró ayer a este diario que el servicio permanecerá parado "hasta que se repare a fondo la línea"

CHAPAPOTE EN EL CONTENEDOR
El betún arrancado ayer rudimentariamente de los raíles fue a parar a los depósitos de basuras.

Que nadie se atreva a asomar la nariz a los contenedores de basuras próximos a la ruta del Trambaix. La marea negra que desborda sus raíles desemboca desde hace dos días en los depósitos de desechos comunes de la mano de los operarios que recogen el inesperado chapapote. Tan imprevisto ha sido el estropicio que el personal de mantenimiento de los tranvías depositaba ayer los cubos con restos de aislante bituminoso como quien va a tirar la basura doméstica.

En los tramos correspondientes a L'Hospitalet, varias unidades de operarios raspaban anoche de forma artesanal esa suerte de betún que separa el metal del raíl de la calzada. Al licuarse, el material se desborda sobre el hierro, donde se agarra como un chicle a las ruedas de los tranvías. "A este paso tendrán que inventar alguna máquina para limpiarlo", comentó uno de los trabajadores que pasaron el día deslomados rascando la negruzca sustancia con métodos muy rudimentarios.

Rascar lo que sobresale
Los limpiadores temían que la jornada se prolongase toda la noche, visto el volumen del desaguisado. Ignoraban si el fallo radicaba en el aislante o en su colocación, pero sus órdenes de momento eran "limpiar sólo lo que sobresale", es decir, lograr que el engrudo quedase por debajo de la altura del raíl, para evitar que al fundirse se vierta hacia los lados. Con un hierro trataban de despegar el betún y luego tiraban con fuerza hasta arrancarlo. Por último, había que limpiar el hierro con trapos untados con disolvente, para asegurarse de que la superficie quedaba lisa.

Cubos de plástico desbordaban trozos de la pegajosa goma. ¿Su destino? "Lo tiramos en contenedores o donde podemos, por donde vamos pasando", confesaron, a falta de otro sistema de recogida.

El singular procedimiento atrajo la atención de los usuarios de la zona, como María, vecina de Collblanc que se quedó tan pasmada al saber que hoy no podría utilizar el Trambaix --al que ya se ha acostumbrado-- como al conocer la causa. "Es increíble", comentó al ver a un grupo de operarios recogiendo la oscura pasta y llenando cubos, como si aquello fueran las costas gallegas.

Pero en el tranvía no hay un Prestige a la deriva al que echar la culpa, así que Jorge, usuario decepcionado en la estación de Numància --donde de momento no hubo recogida--, culpaba de la chapuza al ayuntamiento, a la Generalitat y a los autores de la obra. "No tienen perdón", mascullaba. Como otros usuarios trataron de adquirir un billete en vano. La hoja de aviso sobre la interrupción del servicio "por anomalías" --según rezaba en otra estación-- había desaparecido. En su caso, tuvo que levantar la cabeza para leer en una pequeña pantalla que no había servicio, sin que se especificara que el fallo no era momentáneo.

Otros dos usuarios, Fernando y Mayka, que disfrutan de algún que otro paseo en tranvía "por diversión", pero nunca para ir a trabajar, llegaron a la conclusión de que otro día irían a "los caballitos, porque sale más a cuenta".